viernes, 26 de octubre de 2007

No direction home

Ahí va la primera de las dos cartas que os he ido escribiendo estas semanas y que ahora publico.

Lluvia en el andén, de un tren hacia algún lugar de nombre incierto, pudiera ser Willesden Junction. Cargado de maletas, el tren me lleva hacia casa, aunque jamás he estado allí. Sólo una dirección, mucho camino a mis espaldas, empieza a ser demasiado, las maletas llenas, y esta profunda hambre que me empuja carretera abajo, rumbo a ninguna parte. En la estación nadie me espera, mi móvil se ha quedado sin cobertura, pregunto a una vendedora de billetes que, muy amablemente, me indica el camino. “’Iz’ only seven ‘menots’ from here”, sonrío, y alcanzo a decir “thank you very much”. Voy hacia allá, cruzo el puente y giro a la derecha, luego entendería que siete minutos era girando a la izquierda. Media hora de camino bajo la lluvia y llego a Haycroft Gardens. Delante del número 17 hay un tipo alto hablando por teléfono; habla en español. Me acerco y le indico que soy el que iba a venir a la casa. Él sonríe como si fuera de la familia, llamamos a la puerta. De pronto abren personas desconocidas, de la nada sale Mirtha, gritando y, de un salto, me abraza. Dígame jefe, ¿por qué siempre, cuando uno está a punto de derrumbarse, aparece alguien para devolver el ánimo? No tengo nada, más que el frío en estos huesos, es tarde; de pronto, la comitiva empieza a atarearse. “Querrás cenar algo. Cena con nosotros”. “O, no tengo nada, debería ir a hacer compra”. “No seas tonto”.

Isabel, Carlos, Sara, Martín, Xaba, Mirtha y yo estamos cenando en una vieja cocina con las paredes desconchadas, el suelo conserva a duras penas unas losas granates que antaño debieron ser baldosas. Todo está patas arriba y la palabra higiene hace mucho que se dejó de pronunciar por aquí. En torno a la pequeña mesa nos apiñamos, nuestros cuerpos y el calor de la sopa que ha preparado Carlos reconfortan hasta el corazón; reímos. Hay una cosa que me llama la atención, tanto en Minesota, como en Inglaterra, Méjico, Guatemala, Madrid, Valencia o Murcia la risa es la misma.

En los días posteriores a mi llegada, van apareciendo más personas. Teresa y Flora, también de Minesota; Matteo, de Milán, aunque ya ha estado en medio mundo; Diego, de una pequeña ciudad al sur de Río de Janeiro. Es el cumpleaños de Isabel, así que vamos a un pub del este de la ciudad. ¡Pintas a 2 libras! Ni en España hay nada tan barato, merece la pena pasarse dos horas y media para volver a casa (el transporte en Londres es horrible). Alex, Leire, Karim, Jet, Teresa y nombres que no recuerdo. Un dj negro, que cada cierto tiempo va pinchando distintas versiones de ‘Cocaine’ de Clapton. Me muero de hambre. Matteo y yo vamos por un Kebap, lo pido picante. Gran error, aquí picante quiere decir que pica de verdad. Volvemos al pub, otra pinta de Stella Artois que me bebo como si fuera agua, para bajar el picor. La vuelta a casa, una auténtica odisea bajo el frío.

En estos días Xaba me ha estado echando muchos cables, para conocer la ciudad, y me ha conseguido una entrevista de trabajo para el bar de la English Nacional Opera.

Y, en fin, sólo un sentimiento; tal vez, el camino a casa esté en algún lugar dentro de las entrañas…

2 comentarios:

rodrigo hernandez dijo...

eriz, tío!!

qué alegría volver a saber de ti y, volver a leerte.
Bien sabes, que antes de conocer el Caribe y sus misiones. Antes de haber sido caribeño, Londres era para mi el lugar perfecto. El sitio de mis sueños y mis futuros.

Ahora, lo anhelo. Pero teniendote allí y leyéndote, es como volver a pasear por Tottenham Court Road, el Soho sq. y esos caminos maravillosos que llevan a esa ninguna parte deseada de una tarde perdida.

Dios quiera que cuando regreses nos veamos y nos contemos. Que novedades hay en todos los sitios.

un fortísimo abrazo
bendiciones,

rodrigo

Andres dijo...

Me alegro de que las cosas vayan saliendo adelante, eres un campeón. Espero que no te tomaras a mal nada de lo que te dijera, nada más lejos de mi intención. Me alegro mucho por ti y creo que eres un valiente. Mandame tu dirección postal, y reservate el 29 de diciembre a las 17:00 ¿tienes el billete? A ver si te sale el curro en la Ópera, sería una pasada. Un abrazo.